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Desafíos para el periodista científico en tiempos de pandemia. Por Dra. Ana Lamas.

Vestido con una corona y revestido no precisamente de oro y piedras preciosas, la corona virus COVID 19 se desplaza silenciosa y rápidamente a través del aire que respiramos. ¿Es esa, una de las tantas interpretaciones que le damos a la pandemia? En la imaginación del hombre común la figura y el significado puede tener tantos colores, sonidos y formas como sensibilidades existen, pero el periodista que se dedica a la ciencia necesita realizar una transposición del lenguaje de la ciencia al lenguaje comprensible para el público en general. Es el propósito de este artículo, describir la labor del periodista como trabajador que divulga la ciencia  y que cobra mayor visibilidad en tiempos de pandemia.

La tarea del periodista científico ha sido, tal vez, un poco relegada frente a otros matices o particularidades periodísticas más masivas, como deportes, espectáculos, política o economía, pero el marco de pandemia ha conferido una resonancia peculiar a aquella actividad. Cada especialidad periodística tiene su propio sonido, su especial estilo, su diseño conceptual a la que no escapan las distintas formas de comunicación científica. La “infoxicación” (intoxicación de información) de noticias sobre la COVID-19 ha inundado las audiencias a través de los medios de comunicación y es necesario diferenciar las noticias y comentarios científicos valiosos y rigurosos; de los que constituyen la prensa amarilla, ideológica, manipuladora o tremendista.

Uno de los padres del periodismo científico de habla hispana ha sido Manuel Calvo Hernando, cofundador de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico, en 1969, quien sistematizó las distintas formas de comunicar ciencia. Y así diferenció periodismo y periodista científico, comunicación científica y divulgación científica, confiriéndole a la especialidad y al trabajo periodístico un rango prestigioso, en tanto comunica con rigurosidad y ética. Veamos…

El periodista científico, informa al público en general sobre los avances y progresos de la ciencia y la tecnología, mediante el uso de los medios de comunicación. Sus fuentes son los mismos científicos a través de entrevistas, o los paper u otras publicaciones confiables que dan cuenta de los hallazgos científicos. Es de carácter informativo en su género y se refiere a noticias de actualidad.

Las fuentes escritas que usa el periodista, en general se denominan comunicaciones científicas que tienen como destinatarios primarios y específicos a los miembros de la comunidad científica particularmente a quienes se dedican a la misma especialidad investigadora. El periodista que informa trabaja con las 6 W (por sus nombres en inglés): qué, quiénes, cómo, dónde y cuándo y por qué, sin agregar comentarios y describe solo hechos que recoge de las fuentes.

En cambio, el periodista que hace comunicación pública de la ciencia o divulgación científica se ocupa de interpretar y comentar comunicaciones científicas relacionadas con acontecimientos de la realidad, pero traducidas a un lenguaje comprensible para el público en general. El género más elegido es la crónica, la entrevista, el ensayo en el que se suelen incluir notas de color. La divulgación nace en el momento en que la comunicación de un hecho científico deja de estar reservada exclusivamente a los propios miembros de la comunidad investigadora o a las minorías que dominan el poder, la cultura o la economía o el gobierno en diferentes niveles.  La pandemia es un hecho que atraviesa a todos y requiere un tratamiento comunicacional educativo serio, basado en datos, investigaciones, comunicadores responsables y rigurosos.

El divulgador científico, también es un educador informal. Tal vez, el enfoque periodístico que los incluya es el periodismo de soluciones. Esta orientación no significa periodismo de “buenas noticias”, informa sobre cuestiones que permitan resolver problemáticas sociales particulares. Así lo señala la Red de Periodismo de Soluciones, que no niega las noticias negativas, sino que cuestiona la permanente cobertura de problemas bajo la asunción de que otros deben resolverlos y sin una enseñanza clara. Y así el trabajo será comunicacional, científico y educador social. El potencial educador del periodismo científico es un tema aun en exploración, pero desde la experiencia cotidiana, estimo que refresca ideas, cambia las rutinas lectoras, incluye historias, activa el movimiento hacia la ciencia y pone en funcionamiento soluciones. Clarificar el valor de la labor del periodista científico en el contexto de pandemia, es el desafío. Y como señaló el periodista colombiano Javier Restrepo “el periodismo cumple su función cuando sirve a la sociedad no cuando se sirve de de ella”.

 Ana María Lamas
Lic. en Ciencias de la Educación (UBA) y Dra. en Filosofía Y Educación con reconocimiento “Cum Laude”. Especialista en Ciencias Sociales y Educación a Distancia.
Docente y directiva en el nivel secundario y universitario. Dictó cursos y seminarios sobre su especialidad en Argentina, América y Europa. Publicó artículos en revistas científicas en el país y en el extranjero.
Escribió libros académicos y de divulgación científica referidos a educación, nuevas tecnologías, juego y trabajo. Emprendió la creación y luego la gestión de una radio educativa escolar, movida por la percepción del poder educador de los medios de comunicación.
Ha recibido el Premio a la Excelencia Educativa otorgado por la Federación de Cámaras de Comercio del Mercosur. Actualmente es profesora en Maestrías en UCES y Directora de la Lic. en Periodismo de Universidad Maimónides

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