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Formación & Capacitación, Recursos Humanos, Reservorio, Ubicación 2

Resetear la educación para el trabajo. Por la Dra. Ana Lamas

Cuando me preguntan cuál es o será el impacto de la inteligencia artificial en la educación recuerdo la respuesta que dio Rebeca Hwang[1] ante la misma pregunta relatando una anécdota. Expresó: … mi hijo de 8 años me dijo que no quería estudiar porque va a ser jugador de fútbol profesional, para qué ir al colegio. Hace unos años le hubiera dicho: “No, vas a estudiar, vas a ir al colegio y no me importa que seas Messi”. Hoy la verdad es que no estoy segura. Creo que le conviene ser jugador de fútbol porque no sé si estudiar para ser abogado o para programador de computadora le va a dar trabajo… Va a haber fútbol en 10 años…porque el ser humano…va a querer sentirlo en el estadio.  Esto no lo va a poder reemplazar una máquina. Se estaba refiriendo a la relación actual del mundo del estudio con el del trabajo y lo que dispositivos tecnológicos no pueden hacer o sentir como los seres humanos.

Y me planteo, ¿qué hubiera respondido yo, en su lugar? …Antes, de arriesgar una idea necesito refrescar ¿cómo se ha vinculado el estudio y el trabajo y cómo se vincula hoy frente al impacto tecnológico particularmente, el de la inteligencia artificial (IA)?

Empiezo parafraseando la definición biológica de mutualismo aplicado al estudio-trabajo (que en forma ampliada sería una relación educativo-laboral) atravesada por la tecnología digital. El concepto apuntaría a la interacción entre mundos de diferentes áreas o sectores en donde todos se benefician y mejoran. Históricamente, el sistema de educación pública que surge en Argentina a fines del siglo XIX buscó garantizar la formación del ciudadano con identidad nacional que pudiera integrarse, a través del estudio, en el sistema social y productivo de la época. Pero el mundo del siglo XXI dista mucho del de aquel entonces y el trabajo en relación con el estudio -en la educación formal- se fueron distanciando cada vez más, salvo algunas excepciones. Y en la actualidad se discute si la tecnología debe o no entrar en las instituciones educativas cuando no se han resuelto cuestiones pedagógicas anacrónicas resistentes a su remoción.

    En el país, se viene gestando desde la 2° mitad del siglo XX, una separación – alejamiento del mutualismo- entre estudio y trabajo. El débil mutualismo me conduce a una nueva palabra proveniente del sector tecnológico hoy extendida a muchos ámbitos del quehacer humano: resetear…  en este caso… la relación entre estudio-trabajo que en formaampliada se expresaría como educativa-laboral.   Resetear significa poner al sistema en las condiciones iniciales. La afirmación anterior, constituye el inicio del sendero: reeditar la relación estudio- trabajo, pero actualizada al Siglo XXI.  Ahora ¿cómo transitar el camino del reseteo?…  no es fácil pero no por eso abandono el desafío.

Los invito a desandar el camino compartiendo una experiencia…

Existen al menos dos maneras de analizar quién tiene o tendría el protagonismo de la vida laboral y educativa, las máquinas o las personas. En un extremo, algunos sostienen que será de las máquinas y en ese sentido se ve un horizonte catastrófico de sometimiento… en todo caso el sometimiento es o sería ¿a las máquinas o a los hombres que las manipulan?  Y en el otro extremo otros toman la máquina y el software como un auxiliar humano como lo han sido y lo son las calculadoras matemáticas, las calculadoras científicas y financieras que colaboran haciendo operaciones más rápidamente. Sin duda se ha mejorado la eficiencia del trabajo del ser humano, lo que no implicó necesariamente más bienestar -que será tema de otra entrega-. Como se desprende de lo anterior, las maneras de analizar el mundo y la vida educativa-laboral son diferentes según el cristal con que se la interprete.  Si se pone foco en el último sentido de la relación, la educación reseteada… en razonamiento basado en valores que conllevan actitudes y emociones, alimentará el estudio y el trabajo productivo. Me refiero que, si los temas y los contenidos a enseñar están en la IA, entonces las instituciones educativas y los docentes tendrán que valerse de esos recursos para enseñar lo que las máquinas no pueden ni tienen, esto es ejemplaridad, curiosidad, equipo, empatía y otras tantas más. Parece muy difícil llegar al trabajo con competencias blandas y valores humanos sobre todo en lo macro, luego de ver las películas basadas en hechos reales como: Cuánto vale la vida  o  La gran apuesta. La primera muestra un aspecto de la economía del comportamiento ante el atentado a las Torres Gemelas en 2011 y la otra, enfoca el mismo tema ante la caída de los bancos de EEUU a partir del 2007- en donde la codicia y la “banalidad del mal[2]” plantean dilemas morales a unos y no a otros.

Sin embargo, no me doy por vencida. Realicé una experiencia de enseñanza y de aprendizaje que podría tener impacto en el estudio y el trabajo futuro en tanto se vaya generalizado el uso de la IA. En síntesis, trabajé tratando de resetear el estudio y por ende contribuir al trabajo productivo empezando por las actitudes positivas.

A principios de año reuní a un grupo de estudiantes universitarios de Taller de Tesis y les expliqué para qué les podría servir la IA a la hora de escribir un trabajo académico de investigación, incluyendo las ventajas y desventajas. Y, por otro lado, trabajé con otro grupo de estudiantes universitarios de la materia Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales a quienes no les expliqué qué es y cómo podían ayudarse con la IA, pero seguramente ya conocerían de su existencia y ayuda a la hora de resolver cuestiones académicas. Podría decirse que diseñe una pequeña investigación, un estudio de caso con un grupo experimental y un grupo de control.  Lo que advertí al finalizar el cuatrimestre es que el último grupo a quienes no había preparado en el uso de la IA, ante una pregunta abierta, una buena parte del grupo respondió lo mismo ¿Por qué? Porque la IA responde lo mismo o casi lo mismo a la misma pregunta, lo hace a través de un algoritmo y aunque los programas de plagio no lo detecten, la evidencia empírica demuestra el mismo estilo lingüístico, el mismo encadenamiento de palabras, la misma traducción de la idea. En el primer grupo detecté el uso de la IA, explícitamente mencionado, pero con las adecuaciones a las necesidades pensadas que cada uno ideó desde el comienzo, pero el segundo grupo “copió y pegó”.

Ante el uso de la IA en ambos casos aproveché la oportunidad para trabajar ideas nuevas, emociones, actitudes y en consecuencia valores como experiencia personal y no como un conocimiento intangible. No asegura la internalización de pautas de conductas, aunque ayuda y vale la pena intentarlo. Fue una experiencia de estudio con ejercicio de competencias para el trabajo.

Pero le debo al lector mi respuesta frente a la pregunta que le hizo un periodista a Rebeca Hwang.  A esta altura podrá imaginar mi contestación… resetearía la enseñanza siguiendo un camino ¿Cómo?… con el uso de la IA fundada en valores para que cada uno elija qué y cómo hacer para convertirla en su socio estratégico.  Los valores que sostienen el estudio y el trabajo están en todos las actividades, profesiones y oficios como se ven en Lio Messi, en Amartya Sen y en los millones de ignotas personas que trabajan en el mismo sentido. Y agregaría: es poco probable que alguien sepa cuáles serán los trabajos del futuro, pero si sabemos que el futuro del trabajo será diferente y cambiante. Por eso, le diría a mi lector: elijas lo que elijas tu actividad laboral durará un tiempo y deberás estudiar para cambiar… lo que no cambian son los valores humanos. En síntesis, la IA podría convertirse en una socia estratégica de la inteligencia humana pero no sustituye lo exclusivamente humano.


[1] Rebeca Hwang, nacida en Corea del Sur, vivió mucho tiempo en Buenos Aires. Es ingeniera y completó su formación en el MIT y en Stanford. Lidera proyectos en Silicon Valley y se dedica al área de innovación, emprendimientos y tecnología.

[2] Hace referencia a un concepto producido por Hannah Arendt (1906/ 1975) para mostrar cómo se minimiza el exterminio de personas ejecutado desde el poder político, llevado adelante mediante funcionarios incapaces de pensar en las consecuencias éticas y morales de sus actos.

Ana María Lamas
Lic. en Ciencias de la Educación (UBA) y Dra. en Filosofía Y Educación con reconocimiento “Cum Laude”. Especialista en Ciencias Sociales y Educación a Distancia.
Docente y directiva en el nivel secundario y universitario. Dictó cursos y seminarios sobre su especialidad en Argentina, América y Europa. Publicó artículos en revistas científicas en el país y en el extranjero.
Escribió libros académicos y de divulgación científica referidos a educación, nuevas tecnologías, juego y trabajo. Emprendió la creación y luego la gestión de una radioeducativa escolar, movida por la percepción del poder educador de los medios de comunicación.
Ha recibido el Premio a la Excelencia Educativa otorgado por la Federación de Cámaras de Comercio del Mercosur. Actualmente es profesora en Maestrías en UCES y Directora de la Lic. en Periodismo de Universidad Maimónides

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